sábado, enero 28, 2012

parri el esquivo


Hace mucho tiempo que los vecinos no vemos por los patios a Parri, el gato grandote, querido y odiado a partes iguales. Era imposible dormir con sus berridos, cuando le daba por imponer su señorío por toda la escalera comunitaria o cuando zurraba a otros gatos. Entonces le llovía pinzas de la ropa, agua o cualquier objeto que pudiera impactar sobre su cuerpazo, pero él a lo suyo, como si nada. No se dejó adoptar el muy bribón (no le iba ese rollo burgués) y se marchó a otros patios. Ahora, el amo y señor es su hermano el atigrado (con permiso de su santa madre) que impone sus 8 kilos de peso y su gran cuello de toro por la zona.
Aunque poco trabajo tiene, no hay más machos por aquí...