sábado, junio 18, 2011

ciudad en extinción

Que en la ciudad de Barcelona y alrededores se ha especulado mucho con la vivienda, eso no es ninguna novedad. Y me da mucha pena que los edificios viejos y antiguos desaparezcan, así como la identidad y el carácter que le imprime a los barrios. Ahora todos estos viejos edificios están siendo reemplazados por otras construcciones frías y repetitivas, tan faltos de carácter y calidad constructiva como las ciudades que nos están dejando las inmobiliarias, los ayuntamientos y los arquitectos.
Estos nuevos edificios ya no disponen en su mayoría de azotea comunitaria, donde poder subir a leer un libro en la sombra cuando en tu piso no se puede estar de tanto calor, o tender ampliamente la colada mientras charlas con los vecinos que te puedas encontrar en la misma situación. Tampoco tienen esos huecos y respiraderos tan característicos donde puedan alojarse los vencejos, murciélagos o gorriones, (esos grandes aliados nuestros en la lucha contra los insectos) ni esos patios interiores tan curiosos y caóticos, auténtico dominio de los gatos del vecindario. Una verdadera pena.






Yo vivo en uno de estos viejos edificios, donde cada piso es diferente a los demás, en metros y en distribuición, con sus destartalados patios traseros, sus familias gritonas y las clásicas peleas de gatos en la madrugada, que no sabes muy bien si lo que te ha despertado a las tres de la mañana son los gritos de los gatos o el de los vecinos, para que se callen.
Si en el futuro me cambio de vivienda, que sea uno de estos edificios centenarios, por favor. Si es que dejan alguno en pie.

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